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viernes, 2 de mayo de 2014

La pesadilla de Lázaro



El acto de humillar y el acto de asesinar a alguien son dos caras de una misma moneda, pues humillar y asesinar implica reducir a una persona a su mínima expresión, si acaso es posible medir la humanidad, en aquella en la cual no se tenga posibilidad de respuesta es comparable tal inacción a si fuese un cadáver.

Empero, el que humilla constantemente a sus semejantes es un ser mucho más perverso y dañino, pues no se conforma con matar una vez a esa persona, sino que vuelve a hacerlo una y otra vez.