Creo que el gusto por el arroz
con catsup, surge en un particular grupo de niños mimados que aborrecían el
arroz, pero al agregar la catsup de su querida comida gringa, últimamente
devenida en gusto fancynote y obligado para los amantes de la carne, acababan
cometiendo un crimen contra el placer culinario, a un alimento que consideran
de pobres y de chinos, estos niños son
los futuros hippiempresarios que se acercan a comunidades al borde del
desahucio, tratan de vertirse y absorber todo lo posible de ellas, pero no
logran adoptarlas tal como son, sino que se ven en la imperiosa necesidad de
cubrirlas por algo, que a sus ojos al fin y al cabo las haga menos
despreciables.
Y así es como uno entra a la
teoría de las conspiraciones.